Estado de la Situación de Demencias

Una de las problemáticas actuales en el ámbito de la Salud Pública, que viene gestándose desde hace tiempo es la marcada tendencia del incremento de la población y en particular de la población de adultos mayores de 60 años, fenómeno.
Las proyecciones  esperan que para 2025  el incremento de personas mayores de 65 años en América vaya  de 62.7 a los 136.9 millones de personas (1). Al duplicarse la  cantidad de adultos mayores, se proyecta un aumento directamente proporcional de las problemáticas relacionadas con esa etapa de la vida.
La tendencia del envejecimiento de la población es mundial, y nuestro país no escapa a esta problemática. En nuestro último Censo Nacional de 2010 (2) (Figura 1), según datos oficiales, la población de adultos mayores de 60 años suma 5.725.838, convirtiéndose en el 14.27% de la población, cifra que ubica a la Republica Argentina dentro del grupo de países con mayor porcentaje población envejecida dentro de la región, y en sintonía con la tendencia mundial.

Figura 1. Pirámide de Población de la Republica Argentina  2010.

En la Región de las Américas, Argentina ocupa el tercer lugar detrás de Cuba y Uruguay, marcando una tendencia en la región, que establece una lógica en la dinámica poblacional similar a la producida en años anteriores en países europeos. Las tendencias mundiales en cuanto a la baja en la tasa de natalidad, al incremento en la esperanza de vida al nacer y cambios en los patrones de enfermedad, invalidez y muerte marcan cambios en los perfiles demográficos, y establecen nuevos desafíos para la Salud Pública.
En cuanto a enfermedades relacionadas con la edad, la Enfermedad de Alzheimer ocupa un lugar central dentro de las prioridades en Salud Pública.
Ubicada como la tercera enfermedad en costos sociales de salud después de la Cardiopatía Isquémica y el Cáncer, la Enfermedad de Alzheimer se ha convertido en un padecimiento cada vez más frecuente a escala global (3). Según datos oficiales, el 0,5 % de la población mundial vive hoy con demencia, número que se incrementará exponencialmente, pues los 36 millones de personas que padecen hoy esa enfermedad, aumentarán a más de 115 millones para el 2050 (4).

En América Latina y el Caribe, estudios recientes confirman que la prevalencia de Alzheimer es similar, e incluso en algunos países más elevada que en Europa, pues alrededor del 60 % de los casos de demencia en personas mayores de 60 años se corresponden con este síndrome.

En la Argentina, la prevalencia de demencia en general está estimada en 12.2% en sujetos mayores de 65 años. Según estas cifras podemos inferir que hay en el país mas de 600.000 sujetos con demencia, de los cuales aproximadamente el 60% son Demencia Tipo Alzheimer, aproximadamente 360.000 sujetos, sumado a esto las personas del entorno directo del paciente que se encuentran afectadas a esta problemática, la dimensión del impacto sobre la población es preocupante.

La Enfermedad de Alzheimer es una patología compleja, que inicia con un deterioro progresivo, que incluye síntomas cognitivos, conductuales y funcionales, y sigue su desarrollo afectando directamente la autonomía y funcionalidad del paciente, hasta culminar en la muerte. Al momento no existe una cura, pero si tratamientos farmacológicos y no farmacológicos (estimulación y rehabilitación cognitiva) que apuntan a restaurar el funcionamiento neuronal y prevenir la pérdida de sinapsis y muerte celular. Desde el diagnóstico hasta la muerte del paciente, pueden pasar de 10 a 20 años, y la supervivencia media es de 10.3 años, dependiendo de los diversos procesos patológicos concomitantes y de los cuidados recibidos (5).

El tratamiento multidisciplinario, con consultas frecuentes por consultorios externos, el uso de tecnología médica para el proceso de diagnóstico y tratamiento, los esquemas farmacológicos, las sesiones de evaluación neuropsicológica, actividades de estimulación y rehabilitación cognitiva, las internaciones recurrentes ante el empeoramiento del estado de salud general del paciente, e incluso la institucionalización son instancias comunes en el desarrollo de la enfermedad. La evolución clínica y su pronóstico, son los generadores de altos costos para los servicios de salud, en cuanto a la infraestructura y a los recursos humanos especializados en esta problemática. Un dato no menor, es también la medición del impacto socioeconómico a nivel del entorno más cercano del paciente, su propia familia, quien es en la mayoría de los casos la encargada de absorber no solo costos económicos, sino también costos psicológicos y físicos. Los costos del cuidado de dichos padecimientos para el 2010 ascendieron a 604 billones de dólares anuales a escala mundial, lo cual representa más del 1 % del producto interno bruto; se conoce, por ejemplo, que por cada enfermo dos familiares se afectan psicológicamente, y el 40 % de ellos tiene que dejar de trabajar (6). Esto transforma a la Enfermedad de Alzheimer en una patología que afecta no solo al paciente, sino también a su entorno más directo.

(1) Cumming, J. “La Neuropsiquiatría de la Enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas”, Atlas Medical Publishing Ltd. 2004
(2) INDEC. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
(3)Conclusiones del Congreso Económico Davos 2010.
(4)Acto de apertura del V Congreso Iberoamericano de Alzheimer, Cuba 2011.
(5)González Mas, Rafael “Enfermedad de Alzheimer. Clínica, tratamiento y rehabilitación”. Editorial Masson. Cap. 2; Pág. 35.
(6)Acto de apertura del V Congreso Iberoamericano de Alzheimer, Cuba 2011